Tu mejor sonrisa

Santa Teresa del Niño Jesús cuenta el siguiente hecho: «Me ofrecí a conducir a una hermana enferma a la capilla y al refectorio. Todas las tardes, cuando veía a la hermana que agitaba el reloj de arena sabía que eso quería decir: “¡Vamos!”. «Al principio me costaba. Sin embargo, acudía inmediatamente, y, a continuación, comenzaba toda una ceremonia. Debías coger y llevar la banqueta de una determinada manera, y, sobre todo… ¡no ir de prisa! Había que ir detrás de ella, sosteniéndola por la cintura para que no cayera. Yo lo hacía con la mayor suavidad posible… pero no siempre a gusto de ella. En el refectorio, había que sentarla y actuar hábilmente para no lastimarla; luego había que recogerle las mangas -también de una manera determinada-, y ya podía marcharme. Con sus pobres manos deformadas, echaba el pan en la escudilla (Recipiente pequeño con forma de media esfera, parecido a un tazón, que se usa para tomar la sopa y otros alimentos caldosos)como mejor podía. No tardé en darme cuenta de ello, y ya ninguna tarde me iba sin haberle prestado ese pequeño servicio. Como ella no me lo había pedido, esa intención la conmovió mucho…, y gracias a esa atención me gané por completo sus simpatías, y sobre todo -lo supe más tarde- porque, después de cortarle el pan, le dirigía, antes de marcharme… mi más hermosa sonrisa».
***
La reverencia con el hermano es el mas sublime acto de caridad, y como no serlo si la reverencia la obtenemos ejercitandonos en el silencio y es en el silencio donde nos encontramos con Dios. Debo ejercitarme día a día a entregar mi mejor sonrisa, de esas que solo pueden ser fruto de la oración.


Bilbo Meditando 

Comentarios

María Fe dijo…
Me alegra mucho saber de gente que puede hacer lo cotidiano tan extraordinario. No muchas personas estan dispuestas a dar esos pequenos sacrificios...que refleciones sobre ello me parece buenisimo.
Santa Teresita...una magnifica santita... se puede aprender muchisimo de ella!

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