Lilith: Origen (Parte II)

 

Lilith (conocida como Lilitu por los Sumerios) es considerada una figura demoniaca, reina de la noche, diosa de la oscuridad. En la demonología de Mesopotamia fue representada con cabeza y cuerpo de mujer, pero con alas y extremidades inferiores de lechuza, resaltando así una de sus características: ser un espíritu del viento.  

 

Según las tradiciones se la puede encontrar habitando en desiertos, ciudades desoladas o en el mar. Era un espíritu hostil que vagaba de noche en busca de niños para alimentarse, malversando el descanso nocturno de los hombres seduciéndolos, afín de copular con ellos en sueños y así engendrar a los niños demonios o atacarlos para devorar y beber su sangre.

Dato interesante: en la tradición judía los hijos que engendraba lilith, gracias a las emisiones de los varones, se llaman shedim y buscaban atrapar el alma de su padre en su propia tumba. Para prevenir esto, un rabino debía dar 7 vueltas alrededor de la tumba para que el cadáver no sea poseído.

La figura de lilith está presente en diversas civilizaciones jugando casi siempre el mismo rol, pero con sus particularidades. (En Grecia: Lamia, en la cultura maya: xtabay, en el folclore popular: sirena, brujas e incluso referencias como la madre de los Vampiros).

 

El relato más antiguo de Lilith se encuentra en el texto anónimo llamado “la epopeya de Gilgamesh” 2500 -2000 A.C. (escrito con más antigüedad que el pentateuco). También, se halló un altorrelieve conocido como el “Relieve de Burney” que data entre los años 1800 – 1750 A. C. (imperio Pre babilónico).   Y donde se plasma a este demonio alado. Actualmente puede ser observado en el Museo Británico. 

 

 

Con esta antesala queda claro que este mito influencio en el mundo judío durante el cautiverio (exilio) de babilonia. 

Bilbo Meditando

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